El agujero de la capa de ozono se recupera por primera vez en el mundo
Las acciones humanas tienen consecuencias. Tanto cuando generan un problema de forma no intencionada, como cuando la Humanidad se pone de acuerdo para solucionarlo y lo consigue al cabo de unos cuantos años. Cuando fue descubierto en los 80, el agujero en la capa de ozono se convirtió en una de las mayores amenazas ambientales y en uno de los más conocidos símbolos de la capacidad del ser humano para provocar daños al medio ambiente sin querer. La pérdida de esta capa alta -estratosférica- de la atmósfera formada por moléculas de tres átomos de oxígeno está relacionada con el aumento de casos de cáncer de piel, ya que actúa como filtro para los dañinos rayos ultravioleta que provienen del Sol. Y el principal causante del avance de este gran agujero sobre la Antártida era el cloro presente en esas capas altas de la atmósfera procedente de unas moléculas llamadas clorofluorocarbonos (CFC) emitidas en aquella época por los sprays, los sistemas de refrigeración o los productos de limpieza en seco. Por ese motivo, en 1987 la práctica totalidad de los países del mundo firmaron en Montreal (Canadá) un protocolo para eliminar de forma conjunta el uso de CFC con el único objetivo de recuperar la capa de ozono.