El papel ecológico que representan las comunidades de micrófitos en los lagos ha sido analizado por numerosos autores, Wetzel y Hougt (1973) Howard-Williams (1979), Toivonen y Lappalainen (1980) y Kurimo y Kurimo (1981) entre otros. La vegetación macrofítica en la mayor parte de los lagos constituye una fuente considerable de materia orgánica, desempeña un papel importante en el metabolismo del lago, pudiendo regular por si misma la concentración de sustancias disueltas (Howard-Willians y Allanson, 1978). La vegetación de un estanque debe su disposición en cinturones a una sucesión de unidades de vegetación diferentes. La disposición horizontal se acompaña frecuentemente de una estratificación que permite cohabitar a especies de tipos biológicos diferentes.